Econ. Ricardo Aponte
No es necesario ser un experto en materia económica para visualizar al año 2011 como un año donde deberemos afrontar un país con grandes dificultades, producto del pobre desempeño de la actividad económica interna que viene exhibiendo desde el año 2009. A diferencia de las tendencias mundiales, en las que se muestran señales de recuperación económica e inflación estables, en Venezuela nos encontramos en el punto crítico de la recesión (- 5% del PIB) y la inflación más alta del continente (25%), evidenciándose un proceso de estanflación terriblemente dañino para los sectores productivos y el pueblo en general.
Adicional a esta situación, se prevé un impacto negativo en la promulgación y puesta en marcha de leyes confiscatorias e inflacionarias como la ley de tierras urbanas o la reforma a la ley del IVA; y no conforme con esto, se espera la implementación de la ley a las transacciones financieras en el marco de una polémica, y para algunos juristas, una inconstitucional ley habilitante.
Sin embargo, para el próximo año se espera que los precios del petróleo se mantengan estables por encima de los 80$ por barril, justificado por los incrementos de demanda producidos entre otras razones, por el crecimiento que experimentan algunas economías emergentes y por el crudo invierno. Esto permitirá una expansión del gasto fiscal del gobierno central, en un escenario que aunque no es electoral, será un año donde la opinión pública puede ser influida por acciones de gobierno de impacto mediático.
Por otra parte, el endeudamiento público interno previsto en el presupuesto aprobado por la Asamblea Nacional, permitirían financiar el déficit provocado por el incremento del gasto; esto sin obviar la posibilidad latente de presenciar un nuevo ajuste en el tipo de cambio que ayudaría al gobierno a incrementar sus ingresos en bolívares hasta en un 50%, aunque esto signifique un efecto negativo sobre todo en la actividad manufacturera, por la elevación de los costos de producción y mantenimiento de inventarios.
Lo anterior permite inferir sobre la posibilidad de tener un escenario de crecimiento cero para el final del 2011, el cual si bien no es positivo, tampoco es peor que los vistos en los dos años precedentes. Por supuesto, que apoyada en la expansión fiscal y en los incrementos de la factura petrolera, mas no en escenarios de aumentos en la inversión privada. Además, se estima una inflación por encima del 20% que nos hará de nuevo líderes en este renglón negativo en América latina.
Posibilidades de Inversión en el 2011
A pesar de lo anterior, y aunque parezca paradójico, Venezuela sigue siendo un país con oportunidades para la inversión. Obviamente, que estas posibilidades se ven seriamente amenazadas por la inseguridad jurídica reinante en el país y por el empeño del gobierno en implementar un sistema económico que controle los medios de producción. Y aunque estos factores estén presentes, no es ni será fácil transformar radicalmente el modelo productivo venezolano, porque ni en la China comunista se pudo hacer.
Bajo esta perspectiva, es indudable que dentro de los sectores con posibilidades de crecimiento y expansión continúa a la cabeza el sector energético. El sector petrolero mantiene un lugar privilegiado, más aun cuando PDVSA está obligada a realizar inversiones importantes para mantener la producción y operatividad pudiendo crecer hasta en un 2% en el 2011. Por otro lado, el sector telecomunicaciones ha sido el único que se ha salvado del proceso recesivo, y que a pesar de los intentos del gobierno por controlar este aspecto, seguirá siendo una opción de inversión.
Finalmente, considero que la inversión en actividades comerciales y de servicios siguen siendo opciones validas y rentables para pequeños y medianos inversionistas, sobre todo porque los mercados están ahí, ávidos de bienes y servicios de calidad y a precios competitivos.
Por ello, debemos seguir apostando en Venezuela, que es un país con un gran capital humano e inmensos recursos naturales y que a pesar de los nubarrones que se ciernen sobre la nación, la solución no es tomar las maletas e irse, sino por el contrario, debemos librar la batalla por lograr el desarrollo integral del país.
RICARDO ERNESTO APONTE VILLARROEL
ECONOMISTA MAGISTER EN FINANZAS
DIRECTOR DE LIDERAZGO Y CAPITAL HUMANO L.C.H, C.A
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